Si alguna vez has visto a un sacerdote celebrar misa, has visto ese gorro rígido, cuadrado, con tres o cuatro picos. Pero ¿cómo se llama realmente? No es un sombrero cualquiera. No es un boina, ni un gorro de lana, ni un gorro de invierno. Tiene un nombre propio, una historia antigua y un significado profundo dentro de la Iglesia católica. Se llama biretum.
El biretum es una especie de gorro litúrgico que usan los sacerdotes, obispos y diáconos en ciertos momentos del servicio religioso. Tiene forma cuadrada o rectangular, con tres o cuatro picos (llamados cuernos) en la parte superior. Está hecho de tela rígida, generalmente de lana, seda o gamuza, y se lleva sobre la cabeza, no como un sombrero que se ajusta, sino como una pieza que se apoya en el cráneo.
No se usa durante toda la misa. Se coloca al inicio de la ceremonia, cuando el sacerdote entra al altar, y se quita durante las oraciones más solemnes, como la consagración. En las procesiones, se lleva todo el tiempo. Su diseño no es casual: los tres picos simbolizan la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), y los cuatro picos, usados por obispos y cardenales, representan la universalidad de la Iglesia.
El color del biretum no es aleatorio. Cada tono tiene un significado litúrgico y está ligado al rango del clérigo:
Estos colores no son solo decorativos. Son parte de un lenguaje visual que la Iglesia ha mantenido durante siglos. Al ver un biretum rojo, cualquier fiel sabe inmediatamente que está frente a un cardenal. Al ver uno negro, reconoce a un sacerdote diocesano.
No. Mucha gente confunde el biretum con la mitra, pero son prendas distintas. La mitra es el gorro alto, puntiagudo y flexible que llevan obispos y algunos abades durante la misa. Tiene dos puntas, una al frente y otra atrás, y está hecha de tela fina, como seda o brocado. A diferencia del biretum, que es rígido y cuadrado, la mitra se dobla y se ajusta a la cabeza como un sombrero de ceremonia.
El biretum se usa fuera de la celebración eucarística: en procesiones, en el coro, durante el rezo de la liturgia de las horas. La mitra se usa exclusivamente durante la misa, especialmente cuando el obispo está en el altar. Un sacerdote normal no lleva mitra. Solo los obispos y, en casos muy especiales, los abades con privilegio papal.
El biretum no siempre fue parte de la vestimenta clerical. Surgió en la Europa medieval, alrededor del siglo XIII, como una evolución de los gorros de estudiante universitario. En aquella época, los clérigos eran también los únicos que estudiaban en las universidades. El gorro de lana que usaban para protegerse del frío se convirtió en símbolo de su estatus intelectual y espiritual.
Con el tiempo, la Iglesia lo adoptó como parte de su uniforme oficial. En el siglo XVI, durante el Concilio de Trento, se estandarizó su uso. Se prohibió que los clérigos usaran sombreros de moda secular, y el biretum se consolidó como la única prenda permitida para la cabeza en contextos litúrgicos.
Hoy, aunque muchas tradiciones se han simplificado -especialmente después del Concilio Vaticano II-, el biretum sigue siendo obligatorio en muchas comunidades tradicionales, en las ceremonias de la Misa Tridentina y en los seminarios. En algunos países, como España o Italia, aún se ve con frecuencia. En otros, como Estados Unidos o Canadá, se usa menos, pero nunca ha desaparecido del todo.
En la cultura occidental, cubrirse la cabeza en un lugar sagrado puede parecer extraño. Pero en la tradición cristiana, no es un signo de sumisión, sino de respeto. En la Biblia, Pablo dice que el hombre debe orar con la cabeza descubierta, y la mujer con la cabeza cubierta (1 Corintios 11). Esa regla no se aplica literalmente hoy, pero sí queda el principio: el cuerpo se viste con dignidad en la presencia de lo sagrado.
El biretum también sirve para marcar la identidad del sacerdote. Cuando un hombre se ordena, deja de ser solo un ciudadano. Se convierte en un representante de Cristo. Su ropa lo diferencia. El biretum, junto con la casulla, el alba y el cincto, forma parte de un lenguaje visual que dice: "Aquí está alguien que actúa en nombre de Dios".
No. El uso del biretum varía mucho según la tradición, el país y la comunidad religiosa. En las parroquias modernas, muchos sacerdotes lo han dejado de lado. Algunos lo consideran anticuado. Otros lo ven como una carga innecesaria.
Pero en los seminarios, en las órdenes religiosas como los dominicos o los franciscanos, y en las celebraciones en latín, el biretum sigue siendo obligatorio. En el Vaticano, los cardenales lo llevan en todas las ceremonias públicas. En las catedrales de Europa, se sigue usando con rigor.
Lo que sí es universal es que, cuando se usa, se pone y se quita con un gesto preciso. No se arroja, no se sacude. Se toma con ambas manos, se coloca con cuidado y se guarda en el lugar indicado. Es un acto de reverencia, no un simple accesorio.
Si buscas uno, no lo encontrarás en una tienda normal. Se fabrica en talleres especializados, muchos de ellos en Italia, Francia o España. Las mejores piezas son hechas a mano, con forro de seda, bordados en hilo de oro y tela de lana de alta densidad. Un biretum sencillo para sacerdote puede costar entre 80 y 150 euros. Uno de cardenal, con bordados y seda, puede superar los 500 euros.
Algunas tiendas litúrgicas en línea ofrecen modelos para laicos que quieren usarlo en procesiones tradicionales, pero solo los clérigos pueden usar los colores oficiales. Un laico que lleve un biretum rojo o púrpura estaría incumpliendo una norma litúrgica, aunque no sea un pecado. Es como usar una toga de senador: no es ilegal, pero no es correcto.
El biretum es exclusivo del rito latino católico. En la Iglesia ortodoxa, los sacerdotes llevan un gorro redondo de tela llamado kamilavkion, que puede ser negro, púrpura o rojo según el rango. En la Iglesia anglicana, algunos clérigos usan un gorro similar, pero más plano y sin picos, llamado canon’s cap.
En el judaísmo, los hombres usan el kippah o yarmulke, un pequeño gorro de tela que se lleva todo el tiempo. En el islam, los hombres llevan turbantes o gorros como el taqiyah, pero no como símbolo de orden religioso, sino como práctica devocional.
El biretum es único porque no es una prenda de piedad, sino de cargo. No lo lleva cualquier creyente. Solo lo lleva quien ha sido ordenado.
Sí. Aunque la Iglesia moderna ha simplificado muchas vestimentas, el biretum no ha caído en el olvido. En 2024, el Papa Francisco lo llevó en una ceremonia en la Basílica de San Pedro. En el seminario de Toledo, todos los estudiantes lo usan diariamente. En las procesiones de Semana Santa en Sevilla, los sacerdotes lo llevan con orgullo.
Para muchos jóvenes sacerdotes que se acercan a la tradición litúrgica, el biretum es un símbolo de identidad, de pertenencia a una historia que va más allá de las modas. No es un accesorio de teatro. Es un objeto sagrado, como el cáliz o el incensario. Tiene peso, forma y significado. Y, aunque pocos lo entiendan hoy, quienes lo llevan saben que están poniéndose algo que otros llevaron antes de ellos -y que seguirán llevando después.
No. El biretum es un gorro cuadrado y rígido con picos, usado por sacerdotes, obispos y cardenales en procesiones y ceremonias no eucarísticas. La mitra es un gorro alto y flexible con dos puntas, que solo llevan obispos y algunos abades durante la misa. Son prendas distintas en forma, uso y significado.
Técnicamente, un laico puede comprar y llevar un biretum negro, pero no debe usar los colores litúrgicos (púrpura, rojo o blanco), ya que estos son exclusivos de los clérigos ordenados. Usar un biretum rojo sin ser cardenal sería una violación de las normas litúrgicas, aunque no sea un pecado. Se considera una falta de respeto al rango eclesiástico.
No es por moda, sino por tradición y simbolismo. El biretum marca la identidad del sacerdote como persona ordenada, separada para el servicio litúrgico. Es un signo visible de su misión, como la casulla o el cincto. También refleja la dignidad de la celebración: en la presencia de lo sagrado, el cuerpo se viste con reverencia.
Tras el Concilio Vaticano II (1962-1965), muchas vestimentas litúrgicas se simplificaron. El biretum ya no es obligatorio en la misa ordinaria, pero sigue siendo usado en ceremonias tradicionales, en la Misa Tridentina y en procesiones. En muchos países, sigue siendo parte del uniforme diario de los sacerdotes en seminarios y comunidades tradicionales.
Los mejores biretales se hacen a mano en talleres de Italia (Roma, Milán), Francia (Lyon) y España (Madrid, Toledo). Son artesanos especializados que usan telas de lana de alta densidad, forros de seda y bordados en hilo de oro. Algunas tiendas litúrgicas en línea los venden, pero los más auténticos se encargan directamente a los talleres.
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