Medicamento equivalente: guía práctica para ahorrar sin perder calidad

Si alguna vez te han ofrecido un medicamento equivalente y te has quedado con dudas, no estás solo. La mayoría de la gente confunde este concepto con los genéricos o cree que son menos eficaces. En realidad, el equivalente sigue la misma fórmula del original, pero se fabrica bajo un nombre diferente y, por lo general, cuesta menos.

Los equivalentes se regulan con la misma rigor que los medicamentos de marca. Eso significa que deben pasar pruebas de bioequivalencia, calidad y seguridad antes de llegar a la farmacia. La diferencia principal está en el envase y el nombre comercial, no en el principio activo.

¿Qué diferencia a un equivalente de un genérico?

Los genéricos son versiones del original que se venden bajo el nombre del principio activo (por ejemplo, ibuprofeno 400 mg). Los equivalentes, en cambio, pueden mantener el nombre comercial del producto pero cambiar el fabricante. En la práctica, ambos ofrecen la misma eficacia, pero los equivalentes pueden aparecer más cerca del original en la estantería, lo que facilita la comparación.

Otro punto a considerar es la disponibilidad. A veces el fabricante del original deja de producir una presentación y el equivalente la cubre sin que el consumidor note la diferencia. Por eso, siempre revisa la hoja de prescripción y asegúrate de que el número de registro sea el correcto.

Consejos para elegir el mejor equivalente

1. Comprueba el número de registro: cada medicamento aprobado lleva un código único. Si coincide con el del original, estás frente a un equivalente certificado.

2. Pregunta al farmacéutico: ellos pueden decirte si el equivalente tiene los mismos excipientes y si hay alguna advertencia especial (por ejemplo, intolerancia al lactosa).

3. Revisa la fecha de caducidad: aunque la calidad sea la misma, un lote cercano a su vencimiento puede no ser la mejor elección.

4. Considera tu bolsillo: si el precio del equivalente es significativamente menor y cumple con los requisitos de calidad, no hay razón para pagar de más.

5. Observa la tolerancia personal: algunas personas reaccionan a los excipientes (como colorantes o conservantes). Si notas efectos inesperados, consulta al médico y verifica si el equivalente los contiene.

En conclusión, los medicamentos equivalentes son una opción segura y económica, siempre que tomes los pasos sencillos de verificación. No dejes que el miedo al nombre nuevo te impida ahorrar en tu tratamiento. La próxima vez que veas una alternativa en la farmacia, revisa el registro, pregunta y decide con confianza.