Una blockchain, es una base de datos distribuida que registra transacciones de forma segura, transparente e inmutable. También conocida como cadena de bloques, no está controlada por una sola empresa ni entidad: cada participante tiene una copia y todos deben validar lo que se añade.
Lo que hace única a la blockchain es que no se puede borrar ni alterar lo que ya está grabado. Si alguien intenta cambiar un dato, todo el sistema lo rechaza. Eso la hace perfecta para cosas como criptomonedas, donde no puedes confiar en un banco para verificar tu saldo. También se usa en DeFi, el sistema financiero sin intermediarios, donde tu dinero se mueve gracias a contratos automáticos en vez de empleados de un banco. Y ahí es donde aparece la pérdida impermanente: un efecto que ocurre cuando los precios de dos activos en un pool de liquidez cambian, y tú, como proveedor de fondos, pierdes valor sin darte cuenta.
La blockchain no es solo para dinero. Puede registrar quién posee una obra de arte digital, quién condujo un coche en un día concreto, o incluso quién votó en una elección. Pero lo que más la hace visible hoy es su conexión con lo digital y lo financiero. No es magia, es matemática y redes. Y aunque muchos la confunden con Bitcoin, es mucho más: es la infraestructura que permite que existan muchas cosas que antes no eran posibles sin un tercero de confianza.
En esta colección de artículos, encontrarás explicaciones claras sobre cómo funciona esto en la práctica, qué significa cuando alguien habla de DeFi o pérdida impermanente, y por qué incluso los coches más deportivos del mundo, como el Porsche 911, tienen más en común con estas tecnologías de lo que crees: todos dependen de sistemas confiables, transparentes y bien diseñados. Aquí no te vamos a vender hype. Solo te damos lo que necesitas saber para entender lo que hay detrás de las palabras que ya has escuchado mil veces.